lunes, 28 de febrero de 2011

NO ES EL AMOR QUIEN MUERE




No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.
Inocencia primera
abolida en deseo,
5-olvido de sí mismo en otro olvido,
ramas entrelazadas,
¿por qué vivir si desaparecéis un día?
Sólo vive quien mira
siempre ante sí los ojos de su aurora,
10-sólo vive quien besa
aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.
Fantasmas de la pena,
a lo lejos, los otros,
los que ese amor perdieron,
15-omo un recuerdo en sueños,
recorriendo las tumbas
otro vacío estrechan.
Por allá van y gimen,
muertos en pie, vidas tras de la piedra,
20-golpeando impotencia,
arañando la sombra
con inútil ternura.
No, no es el amor quien muere.

UN PEQUEÑO COMENTARIO: 
El tema expresado a través del poema es la idea de que el hombre sin amor no vive verdaderamente.
Dice, en primer lugar, que el amor no muere, que somos nosotros los que morimos. Por un lado expresa que aunque para nosotros el amor haya acabado, haya muerto, sigue existiendo en los demás; sigue habiendo amor. Resalta que cuando nuestro amor no es correspondido o se ha roto, no es un amor feliz aunque no por ello dejamos de sentir, pero que no podemos disfrutarlo plenamente, por lo que faltándonos, morimos. 
Para él solamente viven los que aman y son amados.

martes, 8 de febrero de 2011

A un poeta muerto.

Así como en la roca nunca vemos
La clara flor abrirse,
Entre un pueblo hosco y duro
No brilla hermosamente
El fresco y alto ornato de la vida.
Por esto te mataron, porque eras
Verdor en nuestra tierra árida
Y azul en nuestro oscuro aire.
Leve es la parte de la vida
Que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
Sordamente en la entraña
Toda hiel sempiterna del español terrible,
Que acecha lo cimero
Con su piedra en la mano.
Triste sino nacer
Con algún don ilustre
Aquí, donde los hombres
En su miseria sólo saben
El insulto, la mofa, el recelo profundo
Ante aquel que ilumina las palabras opacas
Por el oculto fuego originario.
La sal de nuestro mundo eras,
Vivo estabas como un rayo de sol,
Y ya es tan sólo tu recuerdo
Quien yerra y pasa, acariciando
El muro de los cuerpos
Con el dejo de las adormideras
Que nuestros predecesores ingirieron
A orillas del olvido.
Si tu ángel acude a la memoria,
Sombras son estos hombres
Que aún palpitan tras las malezas de la tierra;
La muerte se diría
Más viva que la vida
Porque tú estás con ella,
Pasado el arco de tu vasto imperio,
Poblándola de pájaros y hojas
Con tu gracia y tu juventud incomparables.
Aquí la primavera luce ahora.
Mira los radiantes mancebos
Que vivo tanto amaste
Efímeros pasar junto al fulgor del mar.
Desnudos cuerpos bellos que se llevan
Tras de sí los deseos
Con su exquisita forma, y sólo encierran
Amargo zumo, que no alberga su espíritu
Un destello de amor ni de alto pensamiento.
Igual todo prosigue,
Como entonces, tan mágico,
Que parece imposible
La sombra en que has caído.
Mas un inmenso afán oculto advierte
Que su ignoto aguijón tan sólo puede
Aplacarse en nosotros con la muerte,
Como el afán del agua,
A quien no basta esculpirse en las olas,
Sino perderse anónima
En los limbos del mar.
Pero antes no sabías
La realidad más honda de este mundo:
El odio, el triste odio de los hombres,
Que en ti señalar quiso
Por el acero horrible su victoria,
Con tu angustia postrera
Bajo la luz tranquila de Granada,
Distante entre cipreses y laureles,
Y entre tus propias gentes
Y por las mismas manos
Que un día servilmente te halagaran.
Para el poeta la muerte es la victoria;
Un viento demoníaco le impulsa por la vida,
Y si una fuerza ciega
Sin comprensión de amor
Transforma por un crimen
A ti, cantor, en héroe,
Contempla en cambio, hermano,
Cómo entre la tristeza y el desdén
Un poder más magnánimo permite a tus amigos
En un rincón pudrirse libremente.
Tenga tu sombra paz,
Busque otros valles,
Un río donde del viento
Se lleve los sonidos entre juncos
Y lirios y el encanto
Tan viejo de las aguas elocuentes,
En donde el eco como la gloria humana ruede,
Como ella de remoto,
Ajeno como ella y tan estéril.
Halle tu gran afán enajenado
El puro amor de un dios adolescente
Entre el verdor de las rosas eternas;
Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,
Tras de tanto dolor y dejamiento,
Con su propia grandeza nos advierte
De alguna mente creadora inmensa,
Que concibe al poeta cual lengua de su gloria

UN PEQUEÑO COMENTARIO:
Este poema está dedicado a García Lorca, donde lo muestra como un bien escaso en una España que no tenía a personas con su sensibilidad. Lorca tuvo el merecido homenaje de varios poetas del 27, no solo de Cernuda, sino también de Rafael Alberti.  Lorca como héroe de este poema vencerá la muerte violenta por el merecido reconocimiento de su obra, que lo vuelve un escritor inmortal y fuente de inspiración para generaciones venideras de escritores.


martes, 1 de febrero de 2011

Como una vela sobre el mar.

Como una vela sobre el mar
resume ese azulado afán que se levanta
hasta las estrellas futuras,
hecho escala de olas
por donde pies divinos descienden al abismo,
también tu forma misma,
ángel, demonio, sueño de un amor soñado,
resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba
hasta las nubes sus olas melancólicas.
Sintiendo todavía los pulsos de ese afán,
yo, el más enamorado,
en las orillas del amor,
sin que una luz me vea
definitivamente muerto o vivo,
contemplo sus olas y quisiera anegarme,
deseando perdidamente
descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma,
hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto.

Un pequeño comentario: 
Este poema hace referencia a la espera del amor, muestra un conflicto entre la realidad y el deseo.